Por primera vez en la historia, la ciencia ha logrado ralentizar el avance del alzhéimer. Los nuevos medicamentos lecanemab y donanemab han demostrado en ensayos clínicos que pueden frenar la progresión de la enfermedad entre un 27% y un 35%.
No son una cura, pero sí un cambio de paradigma: permiten ganar meses de autonomía y calidad de vida en una enfermedad que afecta a más de 50 millones de personas en el mundo. Además, la investigación está explorando más de 130 fármacos y nuevas herramientas diagnósticas basadas en biomarcadores, que podrían detectar la enfermedad de forma precoz con un simple análisis de sangre.
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