La microbiota intestinal es una de las grandes protagonistas de la investigación médica actual. Cada vez sabemos más sobre cómo los billones de microorganismos que habitan en nuestro intestino influyen en nuestra salud digestiva, inmunitaria e incluso mental. Estudiarla es clave para comprender enfermedades y diseñar nuevas estrategias de prevención y tratamiento.
En esta ocasión, nuestra especialista de comunidades, Sierra, entrevistó a una persona que participó en un ensayo clínico sobre microbiota. Su experiencia nos ayuda a entender mejor cómo se vive desde dentro la participación en un estudio de este tipo.
En primer lugar, muchísimas gracias por su tiempo y por acceder a esta entrevista. La primera pregunta que le haríamos es sobre cómo conectó con este estudio y qué le motivó a participar
Supe del estudio porque me lo comentó una amiga médica, que sabía que se necesitaban voluntarios.
Y lo que más me motivó fue la facilidad para someterse al estudio. No implicaba demasiado esfuerzo y pensé que podía aportar algo útil.
¿Antes de apuntarse, ¿tenía alguna duda o preocupación?
Sí, claro. Sobre todo, quería saber en qué consistían las pruebas y cómo se garantizaba el anonimato. Pero me lo explicaron todo muy bien y me eché para alante.
¿Le dieron suficiente información antes de empezar?
Definitivamente. Después de unos días, me contactaron, me explicaron todo con claridad y además me hicieron una entrevista previa. Una de las condiciones era no tener enfermedades crónicas ni tomar medicación, porque era un criterio de selección.
¿Cómo fue el proceso de reclutamiento?
Mi amiga me lo comentó, rellené un cuestionario en la web, me llamaron y después tuve una cita con un personal sanitario para una revisión.
Durante esta cita, ¿conoció más sobre su salud o sobre la microbiota?
¡Sí, sin duda! Yo nunca había oído hablar de la microbiota. Me explicaron que se estudiaba a través de las heces y la importancia que tenía para la salud intestinal y general.
¿En qué consistía exactamente el estudio?
El estudio duraba dos años. Consistía en rellenar cuestionarios de salud y hábitos. Es decir, por ejemplo en el de salud, me preguntaban las enfermedades que tenía en ese momento… bueno, date cuenta de que te estoy hablando de hace 4 años, cuando la pandemia del COVID, entonces claro, también tenía que decir si me vacunaba, si tenía COVID… todo había que comunicarlo, además de las posibles patologías que pudieras desarrollar durante ese tiempo.
Cada 6 meses tenía que rellenar estos cuestionarios y enviar una muestra de heces. Todo se centraba en esa muestra de heces, obviamente, yo nunca me había hecho esa prueba… pero me dieron la verdad muchísima información, sobre lo que tenía que hacer exactamente. Ellos me enviaban el recipiente, lo tenía que rellenar con cierta cantidad y, en fin, pues eso era en lo que consistía. Había que hacerlo muy cuidadosamente y seguir todas las indicaciones. .
¿Le resultó fácil cumplir con estas tareas?
Por una parte, los cuestionarios en sí fueron sencillos, muy fácil. Por otra parte, recoger las muestras pues resultó más difícil, porque soy una persona un poco aprensiva. Cuando me llegó el primer kit estuve dos o tres día hasta que me animé a usarlo, pero las instrucciones que ellos me dieron fueron siempre súper claras.
En ese momento, uno se para y se dice “piensa en la aportación que haces a la ciencia” y dices, pues bueno, es lo que uno se lleva, es tu pequeña aportación a la ciencia.
¿Tuvo que cambiar algo en su vida diaria para participar?
No, prácticamente nada. Solo debía comunicar si tenía alguna enfermedad o medicación nueva. Yo por ejemplo durante ese tiempo pasé el COVID y tuve que vacunarme. También tenía que tomar medicación, y todo eso se tenía que comunicar.
¿Cómo se sintió participando en el estudio? ¿Cuál fue su sensación general?
Fue una sensación de satisfacción… porque como había dicho antes, era una forma de contribuir a la ciencia, y mereció la pena pues reiniciar un poco de privacidad o ese esfuerzo que me suponía a mí recoger las heces. Esa era mi pequeña contribución al estudio. Y así entiendes más el funcionamiento del cuerpo humano y la necesidad de poder aportar alguna aclaración con respecto al funcionamiento del intestino humano… En general, me sentí bien.
¿Recomendaría a otras personas participar en un estudio de este tipo? ¿Qué consejo daría?
Sí, absolutamente, lo recomendaría, ya que dieron muchísima facilidad para participar. Para personas aprensivas, es un poco más difícil, pero por lo demás, todo fue muy sencillo en sí. Mi único consejo es que sean generosos. La generosidad, es lo esencial para poder colaborar en un estudio de este tipo.
Y nuestra última pregunta, ¿recibió los resultados del estudio?
Sí, a los dos años me enviaron el informe sobre la microbiota intestinal. Era una de las condiciones del estudio y, para mí, supuso una bonita compensación.
Esta experiencia nos recuerda que la ciencia avanza gracias a la colaboración de personas que, de manera altruista, deciden participar en investigaciones como esta. Aunque pueda suponer pequeños retos, los resultados benefician a toda la sociedad.
Desde la Comunidad de Investigación, felicitamos y agradecemos profundamente al entrevistado por su generosidad y por aportar su granito de arena a la investigación en microbiota, un campo clave para la medicina del futuro.
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